Se calcula que, a nivel mundial, una de cada cinco mujeres se convertirá en víctima de violación.
El siglo pasado no solo fue el escenario de sendas revoluciones tecnológicas, armamentistas y sociales, sino también (entre los años 70 y 90), de una avanzada legislación en favor de los derechos de la mujer.
El siglo pasado no solo fue el escenario de sendas revoluciones tecnológicas, armamentistas y sociales, sino también (entre los años 70 y 90), de una avanzada legislación en favor de los derechos de la mujer.
Paradójicamente, sólo hasta la primera década del siglo XXI, se empezaron a implementar las acciones jurídicas para alcanzar dichos derechos, tarea que aún no se ha traducido en mayor igualdad y justicia de género.
Los estudios indican que todas las mujeres del mundo han sufrido en algún momento de su vida de algún tipo de violencia. Desde el extremo del África hasta lo más selecto de la cultura europea, pasando por América Latina, Asia y Oceanía, las mujeres afrontan grandes o pequeñas inequidades con respecto a los hombres.
Pese a que 139 Constituciones de países y territorios tienen consagrada la igualdad de género, la realidad supera al papel, y las mujeres se ven abocadas a diferencias en el trato, disconformidades salariales, feminicidios, ataques sexuales, y maltratos como táctica de guerra, entre otros tipos de violencia.
Además, según el informe 'El progreso de las mujeres en el mundo. En busca de la justicia', realizado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), en la actualidad 186 países han ratificado la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés), uno de los primeros pasos de las organizaciones internacionales para lograr la justicia de género.
"La Cedaw es una de las conquistas más importantes de las mujeres, es un hito a nivel mundial porque da el marco, no sólo de la legislación sino de la política, y de todos los cambios que a nivel de Derecho Internacional y de derechos humanos han obtenido las mujeres", afirma Soraya Hoyos, coordinadora (e.) para Colombia de la Organización de Naciones Unidas para las Mujeres (ONU Mujeres).
Después de la creación de la Cedaw, las siguientes conquistas serían el establecimiento de la violación y la violencia sexual como crímenes de lesa humanidad; la Convención de Belém do Pará, en Brasil; la codificación en el Estatuto de Roma, instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional, de una serie de delitos sexuales y de género; y resoluciones de ONU, entre otras.
Las mujeres en peligro
"La violencia contra las mujeres es la violación de derechos humanos más universal que existe. No conoce ni de creencias, religión, capacidad económica ni de edad. La violencia es algo que se aplica a mujeres de todas las culturas y que ha atravesado todas las clases sociales", afirma Hoyos.
Estadísticas del Banco Mundial aseguran que las mujeres entre 15 y 44 años de edad corren mayor riesgo de ser violadas o maltratadas en casa que de sufrir cáncer, accidentes de vehículos, guerra o malaria. Así mismo, la Organización Mundial de la Salud reveló, en un reciente informe, que el porcentaje de mujeres que han sido sujetas a violencia sexual por una pareja íntima varía del 6 por ciento en Japón hasta el 59 por ciento en Etiopía. (La violencia de puertas para adentro)
Uno de los principales obstáculos para que estas cifras no disminuyan es, entre otros, el acceso a la justicia para las mujeres y las capacidades de los esquemas jurídicos mundiales para tipificar, asistir o responder adecuadamente a las necesidades especiales que tienen casos como la violación a una mujer.
"Muchas veces, la propia legislación no favorece a las mujeres y entonces dentro del proceso penal, los delitos en contra de los derechos de ellas tienen penas mínimas y a los agresores les queda fácil librarse de la investigación legal", asegura Dilcya García, Comisionada Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en México, Conavim.
En los países o territorios que atraviesan contextos de conflicto o pos conflicto, la situación no es menos alentadora. Un informe de 2009, presentado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, indica que en Ruanda, entre 250 mil y 500 mil mujeres fueron violadas en menos de 100 días como parte del genocidio de 1994.
En la República Democrática del Congo, desde 1996 han sido documentados por lo menos 200 mil casos de violencia sexual, mientras que Bosnia y Herzegovina registra entre 20 mil y 60 mil mujeres, la mayoría de ellas musulmanas, que fueron sometidas a violencia sexual en "campos de violación".
Lo peor es que el número de juicios por violencia sexual en tribunales internacionales es bajo, teniendo en cuenta que este fenómeno registra lo más altos índices en todo el mundo. El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia sólo ha proferido 20 sentencias en las que los casos involucran violencia sexual; el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, 11; y el Tribunal Especial para Sierra Leona, 6.
La tarea es larga, sobre todo porque en el 2015 se cumple el plazo para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), trazados por los países miembros de la ONU, en conformidad con la Cumbre del Milenio, celebrada en el año 2000. De seguir la línea de estos últimos 12 años, varios compromisos quedarían inconclusos.
Aún queda la tarea de acelerar las metas en materia de igualdad de género, de acceso a la justicia, pero también de derechos fundamentales, como permitir decidir sobre sus cuerpos y sobre su salud reproductiva; reeditar los roles sociales de hombres y mujeres y ponerlos en el contexto actual; y hacer un trabajo de educación para abolir las malas palabras, los insultos, los gritos o todo aquello que desdibuja el papel de las mujeres en la vida diaria.
CINDY A. MORALES
REDACCIÓN CANAL ET
Los estudios indican que todas las mujeres del mundo han sufrido en algún momento de su vida de algún tipo de violencia. Desde el extremo del África hasta lo más selecto de la cultura europea, pasando por América Latina, Asia y Oceanía, las mujeres afrontan grandes o pequeñas inequidades con respecto a los hombres.
Pese a que 139 Constituciones de países y territorios tienen consagrada la igualdad de género, la realidad supera al papel, y las mujeres se ven abocadas a diferencias en el trato, disconformidades salariales, feminicidios, ataques sexuales, y maltratos como táctica de guerra, entre otros tipos de violencia.
Además, según el informe 'El progreso de las mujeres en el mundo. En busca de la justicia', realizado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), en la actualidad 186 países han ratificado la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés), uno de los primeros pasos de las organizaciones internacionales para lograr la justicia de género.
"La Cedaw es una de las conquistas más importantes de las mujeres, es un hito a nivel mundial porque da el marco, no sólo de la legislación sino de la política, y de todos los cambios que a nivel de Derecho Internacional y de derechos humanos han obtenido las mujeres", afirma Soraya Hoyos, coordinadora (e.) para Colombia de la Organización de Naciones Unidas para las Mujeres (ONU Mujeres).
Después de la creación de la Cedaw, las siguientes conquistas serían el establecimiento de la violación y la violencia sexual como crímenes de lesa humanidad; la Convención de Belém do Pará, en Brasil; la codificación en el Estatuto de Roma, instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional, de una serie de delitos sexuales y de género; y resoluciones de ONU, entre otras.
Las mujeres en peligro
"La violencia contra las mujeres es la violación de derechos humanos más universal que existe. No conoce ni de creencias, religión, capacidad económica ni de edad. La violencia es algo que se aplica a mujeres de todas las culturas y que ha atravesado todas las clases sociales", afirma Hoyos.
Estadísticas del Banco Mundial aseguran que las mujeres entre 15 y 44 años de edad corren mayor riesgo de ser violadas o maltratadas en casa que de sufrir cáncer, accidentes de vehículos, guerra o malaria. Así mismo, la Organización Mundial de la Salud reveló, en un reciente informe, que el porcentaje de mujeres que han sido sujetas a violencia sexual por una pareja íntima varía del 6 por ciento en Japón hasta el 59 por ciento en Etiopía. (La violencia de puertas para adentro)
Uno de los principales obstáculos para que estas cifras no disminuyan es, entre otros, el acceso a la justicia para las mujeres y las capacidades de los esquemas jurídicos mundiales para tipificar, asistir o responder adecuadamente a las necesidades especiales que tienen casos como la violación a una mujer.
"Muchas veces, la propia legislación no favorece a las mujeres y entonces dentro del proceso penal, los delitos en contra de los derechos de ellas tienen penas mínimas y a los agresores les queda fácil librarse de la investigación legal", asegura Dilcya García, Comisionada Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en México, Conavim.
En los países o territorios que atraviesan contextos de conflicto o pos conflicto, la situación no es menos alentadora. Un informe de 2009, presentado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, indica que en Ruanda, entre 250 mil y 500 mil mujeres fueron violadas en menos de 100 días como parte del genocidio de 1994.
En la República Democrática del Congo, desde 1996 han sido documentados por lo menos 200 mil casos de violencia sexual, mientras que Bosnia y Herzegovina registra entre 20 mil y 60 mil mujeres, la mayoría de ellas musulmanas, que fueron sometidas a violencia sexual en "campos de violación".
Lo peor es que el número de juicios por violencia sexual en tribunales internacionales es bajo, teniendo en cuenta que este fenómeno registra lo más altos índices en todo el mundo. El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia sólo ha proferido 20 sentencias en las que los casos involucran violencia sexual; el Tribunal Penal Internacional para Ruanda, 11; y el Tribunal Especial para Sierra Leona, 6.
La tarea es larga, sobre todo porque en el 2015 se cumple el plazo para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), trazados por los países miembros de la ONU, en conformidad con la Cumbre del Milenio, celebrada en el año 2000. De seguir la línea de estos últimos 12 años, varios compromisos quedarían inconclusos.
Aún queda la tarea de acelerar las metas en materia de igualdad de género, de acceso a la justicia, pero también de derechos fundamentales, como permitir decidir sobre sus cuerpos y sobre su salud reproductiva; reeditar los roles sociales de hombres y mujeres y ponerlos en el contexto actual; y hacer un trabajo de educación para abolir las malas palabras, los insultos, los gritos o todo aquello que desdibuja el papel de las mujeres en la vida diaria.
CINDY A. MORALES
REDACCIÓN CANAL ET